Nos alegra enormemente el despertar de nuestro amigo ecuatoriano, Alberto Montiel. Quizá no sea exagerado decir que valientemente revivió como el Ave Fénix después de haber pasado unos angustiosos treinta días intubado a causa del Covid-19. El bicho no tuvo compasión de Alberto, que con uñas y dientes se aferró a la vida.
Esta historia ha tenido un final feliz, nos alegra por la familia Montiel Cassagne, a quienes le tributamos un homenaje en esta edición. Después de la tempestad viene la calma, pronta recuperación en el proceso de rehabilitación, enhorabuena a los profesionales sanitarios de Son Espases y reconocimiento a su amplío círculo de amistades que nunca le perdieron la pista durante la época más crítica. ¡La vida es bella!